martes, 1 de julio de 2014

Ciudad compacta, densificar y volver al centro

Por Arq. J, Jesús García Rojas A:

Las causas de la indeseable expansión urbana son sin duda el efecto combinado de reformas constitucionales y equivocadas políticas públicas.


En 1992 se aplicó la reforma a la Ley General de Asentamientos Humanos
con el objetivo de una mejor planificación urbana. 
Me refiero a Las reformas constitucionales de 1992 a la Ley General De Asentamientos Humanos, que delegaron a los municipios de México la facultades de planeación urbana y regional, ordenamiento territorial y definir usos del suelo sin que estuvieran y ni estén hoy preparados para ello;  Ley Agraria que permitió que los ejidos próximos a la mancha urbana se incorporaran al desarrollo urbano, dándole prelación para su adquisición a estados y municipios que jamás la ejercieron y no constituyeron reservas territoriales planificadas, quedando estas en manos de los especuladores de suelo urbano que estaban en busca de tierra barata; Ley De Aguas Nacionales que  facilito el uso de agua agrícola para urbana,  la sobre explotación de mantos acuíferos; y a las leyes de INFONAVIT y del FOVISSSTE que dejaron de planear, diseñar y construir vivienda para volverse hipotecarias sociales y la oferta de vivienda la generara la iniciativa privada, preocupados más por la cantidad y  las utilidades, que por la calidad y el uso indiscriminado de subsidios mal diseñados.

Equivocadas políticas públicas, como la adopción de las recomendaciones del consenso de Washington y el neoliberalismo impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que promovieron mas un gobierno facilitador que operativo, que apostaron a congelar salarios, con la consecuente pérdida de poder adquisitivo, hacer de México un país maquilador, exportador de materias primas y de capital humano.

Las consecuencias de esto han sido devastadoras en la economía, que ya abordamos en notas anteriores y particularmente se revelan en el desarrollo urbano.

En ese periodo de 22 años se desalineo la demanda y la oferta, e los gobiernos de Fox y Calderón se dejaron de atender  a los trabajadores de menores ingresos, se privilegió la atención a  trabajadores con ingresos de 4 a 11 vs mmdf, se generalizaron los subsidios para trabajadores asalariados debido a  los salarios congelados y los montos de crédito a que tenían derecho eran insuficientes para adquirir una vivienda digna.

5 millones de viviendas fueron abandonadas
por distintas causas.
El saldo: 5 millones de viviendas abandonadas en todo el país por estar lejos de los centros urbanos y de trabajo, sin infraestructura, servicios, transporte y equipamiento urbano, aumento de las carteras vencidas y en concurso mercantil las principales desarrolladoras de vivienda del país 

El modelo adoptado desde 1992 era insostenible y la actual administración federal atinadamente decidió cambiar el distorsionado y perverso sistema de subsidios que estimulaba la expansión urbana.

El gobierno federal por medio de CONAVI y SEDATU  decidió no dar más subsidios a vivienda fuera de los perímetros de contención urbana y estimular la ciudad central y la densificación urbana, adicionalmente puso en marcha el programa de consolidación urbana y habitacional (PROCURHA) y recientemente un interesante programa de subsidios a la vivienda en renta.

Estos iniciales buenos propósitos han sido moderados por demandas de los desarrolladores, ya que los subsidios no solamente persisten sino que se han aumentado y los perímetros de contención urbana se han vuelto negociables.

Las nuevas generaciones se adaptan al crecimiento poblacional
en espacios reducidos, de ahí la gran demanda en departamentos. 
Observamos que en tanto no cambien las variables económicas, como el empleo formal y los salarios tan bajos, los buenos  deseos de la ciudad compacta, densificar y de volver al centro se han complicado,  debido al alto costo de la tierra urbana, el que parten de una premisa equivocada, consistente en que  la infraestructura y los sistemas de movilidad existentes son suficientes; se piden condiciones de excepción o dispensa de en planes, leyes y reglamentos para liberar densidades, suprimir estacionamientos y equipamiento urbano; proponen vivienda vertical en cinco niveles con departamentos de dos recamaras de 45 m2 incluyendo indivisos, con mezcla de subsidios a la tierra y al adquiriente, argumentado que puede ser para: personas y familias sin auto, solteros, estudiantes, recién casados, parejas sin hijos y parejas del mismo género. 

Las nuevas políticas de desarrollo urbano en México parecen
conducirse por mejores rumbos. 
Las experiencias del pasado recientes en el distrito federal con el bando dos en el gobierno de Manuel López obrador y con la norma 26 en el gobierno de Marcelo Ebrad C., que pretendían lo mismo, han sido un fracaso, en el primer caso por la falta de infraestructura eléctrica, agua, drenaje, se colapsaron vialidades, falta de estacionamientos, parques y equipamiento urbano; en el segundo se desvirtuó el programa, que estaba dirigido a asalariados de bajos ingresos, una vez que obtenían la elegibilidad y las excepciones, cambiaban el objetivo social y lo vendían a valores más elevados a otro mercado.

Sin duda la intención de esta nueva política de desarrollo urbano en México es correcta, sus resultados se verán a muy largo plazo y se requiere mejor planeación integral, menos  improvisación y estudios más profundos por entidad y localidad para definir las estrategias a seguir, entre ellas el de constituir reservas territoriales planificadas por estados y municipios.


Arq. J, Jesús García Rojas A.

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