jueves, 7 de agosto de 2014

La historia de los billetes o boletos taurinos.

"Billete" madrileño, de una novillada en 1925. Indica su pertenencia al
tendido 7 de sol, en la séptima fila, lugar 26. 
Fue el 24 de junio de 1810, en tiempos del "rey intruso" José Bonaparte, cuando la junta municipal de Madrid, propuso y acordó usar billetes. Como en los teatros.

Por Renné Moreno Vélez: 

Cuando no estaba tan organizada la fiesta, no había billetes o boletos para ingresar al coso. Se ponían a la entrada dos cobradores con unas talegas y el público pagaba lo estipulado sin recibo de por medio. En cada puerta se anunciaba, con un letrero, el tendido y el precio de entrada.

Originalmente eran sol y sombra, las plazas se cubrían a la mitad regularmente siendo en sol -por ser más económicas-donde mayor afluencia de parroquia tenían los festejos. A veces cuando se lidiaban ocho o más toros, los abonados de sombra, que pagaban más, llegaban tarde con la subsecuente molestia de tener que sufrir el sol, para esto se "inventó" una tercera y novedosa opción llamada "medio sol".

Las entradas eran generales y sin numerar. Cuando se llenaba el coso, sencillamente se cerraban las puertas y todos felices.

Fue el 24 de junio de 1810, en tiempos del "rey intruso" José Bonaparte, cuando la junta municipal de Madrid, propuso y acordó usar billetes. Como en los teatros.

Boletos antiguos, para La México. 

La vieja plaza de "la puerta de Alcalá" fue la predecesora en este método.
  Se mandaron imprimir 10 040 billetes al impresor Clemente García. Estos billetes medían 5 x 4 cm y eran rectangulares y de cartón, parecían naipes.  

Eran muy sencillos: se les pegaba un manuscrito y al dorso una contraseña. El mismo "Paquiro" habla de ellos en su tauromaquia. En 1845 crecieron en tamaño y ornamentación. A mitad del siglo XIX el empresario de Madrid, Justo Hernández los simplificó, y numeró los asientos.

Siguió su evolución hasta nuestros días, agregando y omitiendo detalles, algunos son verdaderas obras de arte y muy estimados por los coleccionistas.

Saludos desde el tercio.

Renné Moreno Vélez. 

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