martes, 21 de octubre de 2014

El bono qué no se dará, el Demográfico.

Por Arq. J. Jesús García Rojas:

Se entiende por bono demográfico, el proceso de transición estadística en que la población en edad de trabajar es mayor que la dependiente, por lo tanto el potencial de la economía es mayor, ya estamos en esa década, se estima que este punto de inflexión se daría en México el año 2019, dentro de cinco años.

Se dice también que el bono demográfico es una ventana de oportunidad siempre y cuando se aproveche, esto significaba un enorme potencial de fuerza de trabajo, desarrollo económico y supuestos beneficios si esta tuviera un trabajo formal bien remunerado.

En México esta oportunidad se está desperdiciando por la falta de crecimiento económico que ha sido del 2.5% promedio los últimos treinta años, no se están creando los empleos que la PEA demanda, además la población en edad laboral por falta de oportunidades esta migrando a los Estados Unidos, por el crecimiento de la población en situación de pobreza que según informe del Coneval en el 2012 eran 53.3 millones y de estos los que están en situación de pobreza extrema son 11.5 millones y este supuesto bono o ventana de oportunidad lejos de ser un beneficio se está convirtiendo en un grave problema social.

Según datos del IMCO e INEGI, al cuarto trimestre del 2013, la Población de México se estimaba 120 millones, la población económicamente activa eran 53 millones, de los cuales son: formales 20.7 millones, informales ocupados 29.9 millones, desempleados 2.4 millones.

 
La situación de los 20.7 millones de asalariados, es que el 70% tiene ingresos de 1 a 3 vsmm equivalente a $6,056 mensuales-

México tiene prácticamente congelados los Salarios mínimos desde 1987, hace 27 años, El Centro De Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, nos indica que en este periodo los salarios mínimos han perdido el 77.4% de su poder adquisitivo, Salarios que según el Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana campus Puebla nos dice son los más bajos de Latinoamérica, asimismo Miguel Reyes catedrático de esta universidad comenta que el salario mínimo diario constitucional debería ser de $548.16 y señala que La política de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) de los recientes 20 años ha llevado a la pobreza a millones de mexicanos, mientras en países como Uruguay, Brasil o Argentina, los gobiernos han implementado aumentos en los salarios que han permitido, en igual periodo de tiempo, aumentar el número de empleos, disminuir los índices de trabajos informales y reducir la brecha de la desigualdad laboral.

Es evidente que estamos en un círculo vicioso y una decisión que se pensó en su momento atinada hoy nos afecta, el daño a la economía es grave ya que al no haber suficientes ingresos y haber perdido el poder adquisitivo, no hay consumo, que es el motor de la economía.

La población económicamente activa en la informalidad es escandalosa, representa el 60% PEA, que coincide por lo observado por la OCDE, sin ingresos fijos y sin prestaciones sociales, excepto el seguro popular que se concibió para enfrentar esta crisis.

Consecuencias

El bono o ventana de oportunidad demográfica es evidente que no se dará.

La situación que vive el país genera violencia e inseguridad, ser pobre, desempleado y migrante no son delitos, pero son caldo de cultivo para la delincuencia.

Observamos que esto son las consecuencias de equivocadas políticas públicas apostar a ser un país maquilador, exportador de materias primas y de capital humano.

Obviamente no se puede crecer, crear empleos y aumentar salarios por decreto, entraríamos a la ya muy conocida carrera de incrementos de precios y salarios, y nuevamente a una indeseable inflación galopante, sin embargo lo que sí está claro para las mayorías es que se necesita explorar otros caminos y abandonar el fracasado modelo que hemos seguido los últimos treinta años, en el que predomina la tesis que primero hay que generar riqueza y luego distribuirla, lo que nuca llega, en que hemos privatizado todo lo que es negocio para la inversión privada, en que hemos privatizado las utilidades y hemos socializado las perdidas, en que los ricos son más ricos y los pobres más pobres, se requiere generar realmente bienestar y oportunidades para todos, no solamente en los discursos, una mejor distribución de la riqueza, se requieren reformas inteligentes obviamente distintas a las que se han aprobado recientemente que son más de lo mismo y que sus beneficios sociales son muy cuestionables.
Arq. J. Jesús García Rojas Armengol.

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