sábado, 3 de enero de 2015

Un ave fénix que se reinventa: Festival Nacional e Internacional de danza contemporánea Oc`-Ohtic. Última entrega


Fotos: Cortesía Karla Rodríguez Torres/ Festival de danza Oc`- Ohtic.

Por: Roberto A. Valenciano Capín


"La percepción nos acerca al conocimiento del mundo. En mucho dependemos de lo que la visión de nuestro entorno nos dé, o de que sea satisfactorio el contexto en donde nos desarrollemos. Así podemos comprenderlo, juzgar las cosas que nos son útiles". Carlos Correa Ceseña.
 
 Es así como esta vigésima edición del  Festival Nacional e  Internacional de danza Contemporánea  OC’-OHTIC (LO BAILAMOS, LO DANZAMOS) da su último vuelo a través de esta ave fénix que se envuelve en su propio danzar.

Dio la bienvenida a este hecho histórico, el ex telar -La Aurora- en la colonial Valladolid, el danzar contemporáneo con la presentación de la propuesta coreográfica -Perros rosas ( a day in the life ). Segunda parte de la trilogía VIDA  de Vicente Silva Sanjines. Compañía de danza.Una obra que aborda desde una perspectiva muy singular, a partir de este comportamiento animal lo que conlleva una relación ancestral entre el amor, el odio, el deseo, las malas y las buenas costumbres entre dos seres que lo mismo se aman, lo mismo se odian sin dar ni ofrecer tregua. 

Llena de estas pulsaciones, gracias a una sólida estructura narrativa  que se detenta en el oficio del coreógrafo, al quedar de manifiesto la solidez en el manejo  de una estructura compositiva concebida en esta ocasión en solos y duetos, a pesar de  apostarle sin cortapisas a este despliegue de   emociones a flor de piel,  para conjugarlo con esta constante búsqueda de metáforas en movimiento, la belleza de las imágenes y una línea estética.

Aun cuando forma parte de esta trilogía -Vida-, queda confirmado que es un canto de esperanza con personajes en pleno movimiento. 

Un Perros rosas ( a day in the life ) también compartió esta su experiencia dancística tanto con la comunidad carcelaria como con sus familias.

Simplemente una inigualable experiencia tanto para los bailarines como el público presente, al no solo compartir esta experiencia danzaría sino también un pequeño fragmento de un histórico video que resume un taller de introducción a la danza que se ofreció en las Islas Marías, impartido hace veinte años el Mtro. Vicente Silva Sanjínes.

A través del mismo demuestra que el arte puede transformar a las personas se puede lograr este reinserción a la sociedad.

Un arte corporal que se pulso con gran talante en estos nueve días, al trasminarse a través de estas palabras llenas de emoción y satisfacción de su directora Graciella Torres Polanco, en su discurso de clausura.
 
" La XX emisión del Festival Nacional e  Internacional de danza Contemporánea  OC’-OHTIC (LO BAILAMOS, LO DANZAMOS) 2014, significa este festival como una euritmia de la danza es algo que ha dejado historia y ha quedado en la memoria de quienes aquí se dieron cita y lo vivieron, no alcanzan las palabras para mencionar lo plena y satisfecha por los logros obtenidos durante este ciclo danzario, en donde brillaron sus diferentes sedes".
 
 
"Con la dificultad que esto implica el festival se atrevió a la conquista de cuatro tribunas alternas, estos fueron los municipios de Motul, Progreso, Izamal y Valladolid, logrando su objetivo de proyectar a la  danza contemporánea e interesar a los lugareños".
 
Como se ha mencionado, este Festival OC’-0HTIC es la suma de esfuerzo de diferentes instituciones e instancias: El  Gobierno del Estado a través de la Secretaria de la Cultura y las Artes en colaboración con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Danza, la Red Nacional de Festivales y la Red Sur Golfo, se han unido para presentar esta vigésima edición del Festival Nacional e Internacional de Danza Contemporánea Oc’-Ohtic (lo bailamos, lo danzamos).

Para cerrar con broche de oro esta vigésima edición con la presentación de la Cebra Danza Gay bajo la dirección del Maestro, bailarín y coreógrafo  José Rivera Moya.
 
Al ofrecer un programa diametralmente opuesto a lo ya conocido por muchos de los meridanos, un discurso coreográfico en donde predominaba toda esta fastuosidad y de este flamígero mundo de las lentejuelas, tacones, altanería de la comunidad homosexual.

Para presentar en esta noche de clausura, una apuesta que incide en la pulcritud en esta exploración entorno a estos universos más íntimos, más profundos  que convergen a esta comunidad, sin olvidar de su militancia, ya que no hay que olvidar que desde su origen, la compañía de Rivera ha exhibido en sus obras la homofobia, la estigmatización y la discriminación en contra de personas portadoras de VIH; los asesinatos de travestis, la soledad y el destino trágico de seres marginales que, hermanado a un festejo sin fin, determina  la composición “patética” de las coreografías que muestran a una sociedad siniestra.
 

Un  discurso dancístico más maduro, más intimo a pesar de seguir predominando esta poetización de lo trágico, pero con este plus que incide y a lo vez provoca estas instancia de dolor, ausencias sean también parte de la otredad, reflejados en esta potente y sísmica coreografía o coreodrama -Retomada, la pasarela del VHI (2011).

Al ser contrastado tanto lo festivo con lo doloroso y ser expuesto de una manera categórica  en - mujer como cualquiera- o, bajo este hálito de lo lúdico con la formalidad en - estudio sobre el número cinco ( sicinco), forma parte  de la obra: Bailemos a Mozart por los ángeles que se han caído-.

No solo bajo una supuesta subyugante efectividad dramática, sino mas bien, bajo este exponerse sin cortapisas y también decir el dolor es compartido,  resaltar la vulnerabilidad, es lo expuesto en -es que me falta el rojo-, y -danza del mal amor o mejor me voy-


Para finalizar con este despliegue de un discurso no solo coreográfico sino de vida, que indudablemente pega directamente en la conciencia y duele, al ser trazado a través de este lienzo en el que  se expresa de manera vívida dolor, tristeza, nostalgia y soledad, no solamente a través de estos personajes sino, de estas personas que reclaman con justo derecho este derecho a existir.

Para sin más transformarse de este tono dramático a este infalible  lado festivo,  este delirante universo imaginario por Rivera que converge una vez más en este discurso incómodo del artista indomable que retumba en las conciencias, a pesar de este magnánimo aplauso del respetable que se dio cita a este histórico testigo del quehacer dancístico como es el Teatro Armando Manzanero, que para mucho sigue siendo el Teatro Mérida. 


De esta manera, queda confirmado de un Oc´-Ohtic que ha logrado permear en cuanto a esta apropiación y propiciar que la danza contemporánea se suceda en cada noche meridense, así como constatar, que estas luminarias que iluminan y secundan la mira de lo que dicen, lo que se cuenta y mira lo que  se hace.

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